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El “relanzamiento” del fujimorismo o la muerte del gusano

Publicado: 2019-04-16


El “relanzamiento” del fujimorismo podría ser llamado también “El canto del Cisne” por la alusión al ocaso o la muerte, pero la verdad, sería demasiada belleza para una fuerza política más emparentada con el fango que con las prístinas aguas de un lago.

Y es que si alguna fuerza política ha logrado concentrar en su accionar y pensamiento lo peor de nuestra sociedad, esa es el fujimorismo. Autoritarismo, crimen, robo, corrupción, lazos delincuenciales que mostraban como sus mejores joyas, gigantesca capacidad para destruir, todo eso bañado por una mediocridad a prueba de insecticidas.

El fujimorismo nunca fue un partido, es cierto, siempre fue una mafia, metastásica como ella sola, pero capaz de representar a todas las mafias existentes, alimentándose del mismo fango que producía luego de engullirse al país y sus mejores tradiciones.

Claro para ser justos, el fujimorismo no apareció en la vida nacional por generación espontánea, finalmente fue un subproducto de una derecha que nunca supo a dónde llevar el país y que se encontró con un salvador, hecho a su imagen y semejanza, cierto que sin mayores escrúpulos y disimulos, pero era la esencia de lo que la derecha siempre quiso, un país de esclavos, sin moral de productores, y un Estado siempre listo a justificar todas las cuchipandas empresariales.

Y hoy se relanzan, con sus jefes políticos presos, con sus aliados presos, con otros aliados pisando el umbral de prisión luego de fracasar en su intento de fuga vía canales diplomáticos y otros aliados menos astutos pero más efectivos, que se fugan sin más ni más a la primera de bastos.

Y se relanzan en un escenario en que las columnas del templo no necesitan a un Sansón para venirse abajo, las columnas del templo de la derecha, del fujimorismo, del aprismo, se caen corroídas por la corrupción y no hay relanzamiento que los salve.

En realidad el fujimorismo está muriendo como el gusano C. Elegans, al que le viene el rigor mortis antes de la muerte, sino miren a los Galarreta, las Martha Chávez, a los Tubino, puro rigor mortis para anunciar que la muerte está llegando.


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